«EL DOLOR ARGENTINO», Alfredo L. Palacios.
Entre las figuras por de primer plan delas democracias americanas, la de Alfredo Palacios ocupa un lugar de honor. Su recia y múltiple personalidad se destaca en la política, en la cátedra, en la prensa y en los numerosos libros que ha escrito. Su enorme cultura le ha permitido siempre hacer CRITICA CONSTRUCTIVA, tan rara en nuestros países de América, acostumbrados a la crítica demoledora y falta de concepción científica y de posibles realizaciones.
Alfredo Palacios se afilió desde joven al Partido Socialista argentino, y puede considerarse tino de sus fundadores más caracterizados. Entra al Parlamento en 1904, como diputado de su partido e inicia luego la más intensa, meditada y fructífera campaña, en favor de las clases asalariadas de su país. Inspirado en el más profundo amor a la causa de la justicia social, sin demagogia y en forma serena, su oratoria sobria, apoyada siempre en la realidad trágica de la vida de los trabajadores, convence y con frecuencia conmueve. Logra así destruir las resistencias, producir la simpatía hacia los seres más débiles de la sociedad humana, que 61 defiende con tanto talento como convicción.
Son famosos sus discursos en defensa del trabajo de las mujeres y los niños explotados en forma ignominiosa a principios de este siglo, sobre la jornada de 8 horas, las indemnizaciones por accidentes del trabajo, etc. Cada uno de los problemas sociales que el plantea en el parlamento es acompañado de un proyecto de ley; puede decirse, sin temor a equivocarse, que las más importantes leyes sociales argentinas han sido impulsadas inteligentemente por el Dr. Palacios, siendo él el autor de muchas de ellas.
La labor social del primer periodo parlamentario del Dr. Palacios está expuesta en una serie de libros que merecen citarse. «Actuación parlamentaria, 1904-1908», editado por el Partido Socialista; «Discursos Parlamentarios», publicado en Valencia en 1910; «Por las mujeres y niño que trabajan», Valencia, en 1911; «Dos años de acción socialista», Valencia 1914; «En defensa de los trabajadores», Valencia 1915.
Durante este primer periodo se acentúa la personalidad del doctor Palacios, para orientarse en seguida hacia la investigación científica en el dominio social, como determinante de una acción constructiva posterior. Realiza, en efecto, una serie de observaciones de laboratorio sobre la FATIGA, y como resultado publica su obra monumental. «La fatiga y sus proyecciones sociales», que obtiene en 1923 el «Premio nacional» a la producción científica y que le publica la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Esta obra llamó la atención en todos los centros científicos de Europa y se puede considerar a la altura de las investigaciones del célebre fisiólogo francés Jules Amar, autor de «El motor Humano».
Publica en este período el Dr. Palacios otra obra monumental: «El Nuevo Derecho», magnífico tomo de 444 páginas, que puntualiza y echa las bases del Derecho del Trabajo como una antitesis del antiguo derecho civil clásico, contiene los nuevos postulados de la CIENCIA SOCIAL que surge potente después de la guerra en un anhelo supremo de justicia, y de solidaridad humanas.
La recia personalidad del Dr. Palacios, siente la vocación de la cátedra, como necesidad imperiosa de formar las nuevas generaciones en los conceptos sociales modernos y de determinar una acción pode rosa en favor de los seres más débiles de la sociedad. Después de una serie de obstáculos, largos de relatar y que él vence con singular energía, el Dr. Palacios llega a ser profesor de la Facultad de Derecho y más tarde Decano de ella. Su ingerencia en la vida universitaria argentina hizo época e imprimió rumbos. El Dr. Palacios concibe la Universidad como organismo activo que contribuye eficazmente a la formación de una verdadera democracia. De este periodo son sus obras: «La Universidad Nueva», publicada en Buenos Aires en 1925; «Por la Universidad Democrática», Buenos Aires, 1927; «Universidad y Democracia», Buenos Aires, 1928; «Acción Universitaria», 1929; «Enseñanza Secundaria», 1929 y «Democratización de la enseñanza», publicada en 1930.
Los problemas de la justicia militar han ocupado también la atención del Dr. Palacios y a ellos ha dedicado dos importantes obras: «La justicia en el Ejército», Buenos Aires, 1918 y «Código de Justicia Militar».
Sobre problemas americanos e internacionales tiene dos obras que merecer, ser señaladas: «Nuestra América y el imperialismo» y «Las islas Malvinas».
Una manifestación del espíritu independiente y amante de la libertad del Dr. Palacios, lo constituyen tres obras importantes: «Libertad de prensa», 1935; «En defensa de las Instituciones Libres», publicada en Santiago de Chile, por Ercilla, en 1936, obra suficientemente difundida; «La represión del fraude electoral», 1936; «El delito de opinión y la tradición argentina», Buenos Aires, 1937.
Su ideología socialista se encuentra manifestada en forma elevada en todas sus obras, entre las cuales se encuentra una muy interesante relacionada con el problema penal: «El socialismo argentino y las reformas penales», publicada en 1934.
Pero la obra más reciente del Dr. Alfredo Palacios, y a la que deseamos referirnos especialmente es «El dolor argentino», publicada en Buenos Aires a fines de 1938. En esta obra el autor hace una descripción sistemática de las condiciones de vida y de trabajo de la población de algunas Provincias argentinas. Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja y San Juan. Estudia en forma elocuente y a veces patética, el problema del analfabetismo y la deserción escolar, las condiciones de vida de los trabajadores, las viviendas miserables, los bajos salarios, la deficiencia alimenticia de determinadas regiones, la difusión de enfermedades endémicas como la tuberculosis, el paludismo, etc.
Leyendo esta obra del Dr. Palacios y examinando las láminas de pobreza y abandono de determinadas regiones de Argentina, que ellas muestran, vemos reproducirse nuestra propia situación, con una diferencia fundamental: las penosas condiciones descritas por el Dr. Palacios se refiere a PROVINCIAS ALEJADAS de la zona Central argentina, y nuestra situación de miseria y abandono se encuentra en nuestra propia capital, no lejos de los rascacielos.
El Dr. Palacios, espíritu sereno y constructivo, no podía contentarse con señalar el mal y producir emoción con sus objetividad y elocuencia; presenta las soluciones adecuadas y formula un interesante plan de acción educativa, y sanitaria que podría resolver en gran parte el problema.
La literatura social argentina se ha enriquecido pues con una obra de trascendental importancia, que merece señalarse por la similitud de los problemas que trata con nuestros propios problemas.
Moisés Poblete Troncoso.
«IZQUIERDISTAS EN LA HISTORIA», por Jorge Gustavo Silva, profesor de Derecho del Trabajo en la Universidad de Chile Editorial Nascimento, Santiago de Chile, 1936.
El autor pudo exhibir, al pie de su nombre, además del de profesor, el de Presidente de la «Liga Georgista de Chile», porque, en efecto, lo es, y porque el libro todo tiende a exponer sin perjuicio de las vidas de los más destacados «izquierdistas» de la Historia Universal-la tesis central de Doctrina de Henry George; a saber: en la APROPIACIÓN PRIVADA DE LA TIERRA reconocen su primero y más permanente origen la miseria del mayor número de los habitantes del mundo; y, con ello, el desasosiego, el malestar, las zozobras, así nacionales como internacionales.
Desde la DEDICATORIA, hasta la última página, este libro vincula la suerte, grata o negra, de la humanidad, al régimen jurídico y económico de la tierra.
Dedica el autor su libro a quienes «sean capaces de perseverar, en el tempestuoso oleaje de la vida, por amor a la Verdadera Libertad». Y explica así el concepto: «No por amor a una libertad política vaga, inconsistente, falaz, equivoca, a veces meramente formal, y hasta favorecedora de parasitarias opresiones de otro orden, sino por amor a la, Libertad Económica; a la Libertad del hombre por la liberación de la tierra; manera la más racional, la máscientífica, la más efectiva, la más cabal, de ser libres.
El libro termina con preguntas como éstas, que hacen pensar en la ineficacia de las medidas políticas para los mismos fines que la política dice pretender, y en la importancia del «factor-tierra», que el mismo libro se empeña en poner de relieve. « ¿De, qué sirvió a los infelices labriegos romanos su poder político, cada vez mayor, a causa del veto? ¿De qué sirvió a las hambrientas muchedumbres romanas el que la plebe hubiera conseguido, a fuerza de perseverancia y osadía, ocupar todas las dignidades y magistraturas? Ocupar el consulado en 366; en 361 la edilidad curul; en 359 la dictadura; la censura en 351; en 347 la pretoría; la cuestoría de las legiones en 311; en 301 el pontificado? ¿De qué pudieron servir al pueblo romano las reformas «izquierdistas» de orden principal mente político, tan arduamente logradas, puesto que, entretanto, siguió siendo apropiable, y era apropiado, en propiedad privada, por unos pocos, sin limitación de cabida, ese bien natural, fuente primaria e ineludible de toda producción; fuente vital, al aprovechamiento de todos destina da, que es la tierra? De qué pudieron servirle, puesto que Unos Pocos siguieron dotados de la facultad despótica de succionar a Los mÁs, en calidad de dueños de la tierra? ¿De qué pudieron servirle, puesto que subsistió (como hasta ahora subsiste) la esclavitud de la mayor parte de los hombres, en la esclavitud de la tierra?... El único medio seguro de mejorar la suerte de los hombres, es un medio que está dé acuerdo con la voluntad de Dios: él consiste en la liberación de la tierra: eso dejó escrito León Tolstoy, máximo izquierdista, en un libro que es como el testamento intelectual y moral de un gran cerebro y de un gran corazón... Meditemos en eso».
Componen este libro de Jorge Gustavo Silva, en tres grandes partes y diez largos capítulos, criticas agudas y recias de las instituciones, de la Historia, de la Economía Política, de la Política; y, en desfile animado, lleno de color y fuerza, una serie de biografías y esbozos de grandes figuras de hombres de pensamiento y de acción, que han sido, a juicio del autor, «izquierdistas en la Historia». Desde Viriato y los Gracos, hasta Campanella, Tomás Morus, Miguel Servet .... Bolívar, Lincoln, los Mártires de Chicago. Comparecen, también, en las páginas de este libro, las grandes revoluciones. Trata de «poner en marcha-como dice el autor-el recuerdo de los grandes movimientos ideológicos y políticos de la Historia».
Obra que revela dilatados estudios, de la más variada índole, y mucho irguimiento de espíritu, está escrita por un hombre de pensamiento que también sabe escribir.
J. del C. O.
«PROGRAMA ECONOMICO Y SOCIAL DE MEXICIO. - Una Controversia sustentada entre los señores Dr. W. W. Cumberland, Rev. Padre Dr. R. A. Mc. Gowanx, y Dr. Joseph Thorning, S. J. (por una parte), y Lic. Ramón Beteta, Doctor en Ciencias Sociales (p o r la otra). Traducido al español y editado por Ramón Beteta. - Ciudad de México, Noviembre, 1937.
Es un libro bilingüe. Contiene el texto de unos debates habidos en el seno de la Sección Latino-Americana del Instituto de Asuntos Internacionales de la Universidad de Virginia (EE.UU. de A.), sobre el espíritu y modalidades de las substanciales reformas políticas, económicas y sociales, que desde hace años se vienen operando en México. Las páginas PARES insertan el texto en inglés, las páginas IMPARES, el correspondiente texto castellano.
«Es regla invariable del Instituto, al hacer la selección de loa tópicos y de las personas-advierte la explicación preliminar («F'oreward»)-el no convertirse en órgano de propaganda de ninguna especie, sino procurar, al contrario, que ambos lados de las cuestiones sujetas a controversia, sean debidamente presentados». Dentro de esa plausible norma, se eligió, por una parte al Licenciado don Ramón Beteta, Director General de Estadística de México y Doctor en Ciencias Sociales, para presentar el Programa Económico-Social del Gobierno de la República Mexicana. Se le designó por sus méritos personales; no en carácter oficial. Para representar la actitud contraria,-es decir, la critica a las diversas fases del Plan Sexenal,-fueron invitadas las personalidades que también han quedado enunciadas en el encabezamiento de esta nota bibliográfica.
Los temas tratados y debatidos fueron del más alto valor expositivo e informativo, para el lector interesado en seguir, en fuentes auténticas, la evolución contemporánea de aquel país.
He aquí sus enunciados:
1. «Aspectos Económicos del Plan Sexenal. La Revolución Agraria. Resultados actuales y Desarrollo Futuro». (Licenciado Beteta). 2. «La Base .Agraria en el Plan Sexenal». (Dr. W . E Camberland). 3. Refutación del Licenciado Beteta a la, Conferencia del Dr. Cumberland. 4. «La Actitud Católica con respecto al Programa Social y Educativo del Gobierno Mexicano. (Rev. R. S. Me. Gowan). 5. Refutación del Licenciado Beteta al Dr. Me. Gowan. 6. «Programa Educativo y Social del Gobierno Mexicano». (Licenciado Beteta). 7. «Las Fases Sociales del Plan Sexenal-Mexicano«. (Dr. Joseph P. Thorning). 8. Refutación del Licenciado Beteta a la Delegación Católica, con respecto a la llamada «Controversia Religiosa en México».
En materia tan ardiente, y acerca de la cual tanto. se dice, se exajera, SE MIENTE, un libro como éste, de simple, y seria información, recogida por un Instituto imparcial, debe ser bienvenido. Su lectura es recomendable. Debe ser recomendada.
La impresión general, resultante de estos debates, fué favorable a la posición del Licenciado Beteta, según lo hizo saber, de viva voz, el Presidente Hackett, y consta a fs. 15 de la publicación de que se trata.
Quienes deseen estar bien informados -con autenticidad y con imparcialidad-cerca de lo que ocurre y ha ocurrido en México, harán bien en leerse este libro, que habla, sin apasionamientos, de algo que tanto apasiona y seguirá apasionando a las gentes.
J. G. S.
«EL AYLLU»; Estudios Sociológico«, par Bautista Saavedra.-.Editorial Nascimento. 2.• edición.
La obra del señor Saavedra trae un prólogo del profesor Rafael Altamira, escrito para la primera edición, del año 1913. Altamira, autor, de una «Historia de la Propiedad Comunal», y de otros libros jurídicos-sociológicos, tiene competencia sobrada para hacer de prologuista de esta obra, y juzgarla con conocimiento cabal de la materia sobre que ella versa.
-¿Qué es el AYLLU?
Después de prolijas indagaciones y comentarios de autores, el señor Saavedra concluye (página 129), diciendo:
-«Lo que hay es que en la civilización AIMARÁ, la voz Ayllu sirve, y es la única conocida, para designar tanto la asociación familiar, GENS, cuanto la asociación territorial y agrícola, TRIRUI».
-¿Cuál fué el régimen «territorial y agrícola> AIMARÁ, que en esta raza o civilización llevó el nombre de AYLLU?
El autor llega a la conclusión de que fué el mismo régimen del Imperio Incásico, pero no porque el aimará haya copiado» a aquél, sino, al contrario. «La división de la tierra laborable y su DISFRUTE EN COMÚN -dice- ha debido ser régimen aimará, que transcendió y pasó a ser de los pueblos incásicos . . . . En otros términos: la civilización cuzqueña no hacía sino recoger las instituciones que pueblos que entraron a formar su composición, arrastraban desde lejos». (Pág. 147)..
La tierra era, entre los aimará, como entre los incásicos, del dominio y no colectivo, salvo las partes destinadas a ser cultivadas para el beneficio de la Casa Imperial y del Culto. «Ningún particular poesía cosa propia, ni jamás poseyeron los indios cosa propia, sino era por merced especial del Inca, y aquello no se podía enajenar, ni aun dividir entre herederos. Esas TIERRAS DE COMUNIDAD se repartían cada año y a cado uno se señalaba el pedazo que había menester para sustentar su persona y la de su mujer y sus hijos, y así era unos años más, y otros menos, según era la familia, para la cual habían sus medidas determinadas» . . . . «El cultivo de tierra se operaba por medio de un sistema especial de cooperación comunista ....»
Completando el sistema de cooperación, y aun de beneficencia motos-comenta más adelante el autor,- la explotación de los ganados y pastos, elemento primordial a la vida sedentaria y agrícola de los grupos humanos, siguió la suerte del suelo cultivable ....» A juicio del señor Saavedra, de esos y otro« datos se puede inferir que «la constitución comunal de la tierra debita su origen aimará, o que, dentro del AYLLU, clan, la constitución agraria fué la misma que en la incásica, como en QUECHUA, idioma oficial de ese Imperio, la tribu territorial se llamó, igualmente, AYLLU».
Dada la importancia que asume la institución de la PROPIEDAD TERRITORIAL de cuyo racional, sentido depende, puede decirse, la tranquilidad del mundo, dado el empecinamiento con que aun se pretende mantener y extremar el concepto ROMANO de la propiedad territorial, bueno será tener presente cuál era el régimen territorial americano, que los españoles vinieron a echar por tierra .... Por lo que hace al Imperio Incásico y a los aimará, afirma el señor Saavedra que el régimen territorial Se caracterizaba, entre ellos, por dos aspectos: n) la POSESIÓN (no la PROPIEDAD) individual o familiar del suelo, por distribución de lotea: y b) la cooperación comunista en el cultivo, y el derecho colectivo a los pastos, v frutos reproductivos o de consumo, en ciertos casos de necesidad.
Hace falta determinar, seriamente, en estudio comparativo, si era más racional y conveniente el régimen económico-jurídico de las tierras, mantenido en América, o lo era el régimen «romano», que los españoles implantaron, a viva fuerza en este Continente.
Se puede adelantar-sin ser muy temerario-que los «indios> americanos no tenían nada que envidiar, en este punto, a los europeos invasores.
J. C. S
«FUTILIDAD DEL IMPERIALISMO», estudio del profesor y publicista don C. Villalobos Domínguez.
Por su novedad y por su sustancialidad (aparte de otras razones) bien merece este ENSAYO del profesor Villalobos Domínguez que, aunque inserto en un mensuario, se le destaque y se le haga objeto de una nota bibliográfica, siquiera breve.
Para el chileno estudioso de la Ciencia Económica empieza a ser conocido ya este profesor argentino, en quien hay que reconocer que, a su capacidad de honda visión de las cosas y de las ideas, une una entera gallardía, una ruda franqueza en el decir. Su libro «Bases y Método para la Apropiación Social de la Tierra», (comentado por nosotros en la prensa diaria, años ha), dió a conocer una concepción nueva, puede decirse, acerca del ejercicio del derecho de propiedad territorial. Expusimos esa concepción en el «Boletín de Derecho Público» dirigido por el profesor Aníbal Bascuñán. Revistas y diarios chilenos reproducen, ahora, en cuanto artículos, fragmentos de estudios salidos de la pluma del eminente catedrático argentino.
En Futilidad del Imperialismo, arremete el señor Villalobos Domínguez contra lo que él mismo llama «El Mito de la Expansión», la falacia de la conquista guerrera, el afán de obtener «colonias», que posee algunas «naciones insatisfechas», y loa hace incurrir en toda suerte de violencias sin que, en verdad, sea ello necesario, ni fructuoso. Nunca se ha comprobado que un Imperio Colonial signifique suplemento de riqueza para las Metrópolis-afirma el autor-ni tampoco ha sido demostrado que la ocupación de vasto territorio por un pueblo, en las propias fronteras, (lo que equivale a relativa escasez de población), sea condición de prosperidad».
Pruebas al canto.
España, EN CUYOS DOMINIOS NO SE PONÍA -EL SOL, mientras DISFRUTÓ de tales dominios imperiales padeció tanta pobreza como la que PADECIÓ desde que los perdió, si no más. Es decir, la PADECIÓ el elemento humano, la población, el pueblo español.
Gran Bretaña, «dueña» del más testo imperio colonial moderno, aloja ahora mismo, en su seno, una población de desocupados míseros, de desocupados forzosos y mendicantes, que no baja de los cinco millones de hombrea .... ¡Son veinte millones de seres humanos (si contamos el. conjunto familiar) que vejetan en una vida infra-humana, en el territorio de aquel vasto Imperio Colonial!
Inversamente, pueblos como el escandinavo, y como el suizo, que no poseen un palmo de tierra colonial, disfrutan de un envidiable nivel general de vida.
La «dispersión» rinde poco, declara el autor. El limite que podríamos llamar de PLETORA, está muy distante, aun en los países a que se les suele considerar «superpoblados>. Aun para la nutrición derivada de la agricultura,, ninguno de ellos carece de tierras de las cuales pueda ser afirmado que un área de cultivo hortícola no produzca lo suficiente para el alimento de un hombre
Veamos, si no, el caso de Italia, pata del cual sostienen los «expansivistas» que no cabe ni puede alimentarse en él la población actual.
Aun considerando que sólo la tercera parte del territorio italiano fuera agrícolamente aprovechable, esa tercera parte ascendería a la cifra de 100,000 kilómetros cuadrados, es decir, a 1,000 millones de áreas: tierra suficiente para alimentar a 1,000 millones de hombrea. Entretanto, la población de Italia es de 40 y tantos millones.
Rebájese el cálculo cuanto se quiera: siempre quedará margen que pueda considerarse ilimitada, en cuanto a la producción propiamente agrícola. Pero quedan, además, los productos alimenticios inagotables, que pueden extraerse de los meros que rodean a la Península, y la infinidad de cosas no comestibles, que los habitantes de ésta pueden producir para su propio uso, y para cambiarlos por productos de los otros países y continentes.
No se puede, con fundamento, sostener que pueblo alguno carezca de materias FÍSICAS, NATURALES, para su propio sustento.
Lo que hay es que la POBLACIÓN CARECE DE ACCESO A LA TIERRA, de la cual es menester extraer tales materias, QUE NO HAY TIERRA DISPONIBLE, porque es ella monopolio de unos pocos, y que una serie de PAGOS que gravan al productor (el propietario no es el productor), hacen casi ineficaz, para si propio, la labor, por ardua que sea, del trabajador.
En un régimen tal (que es el de todos los países, se puede decir), el que quiere trabajarla tierra tiene que: a) pagar algo para adquirir o para arrendar la tierra; b) pagar por los gastos de producción; c) pagar la renta (un tercio del producto bruto; por lo menos), al terrateniente, trátese de suelo urbano o rural; y d) pagar otro tanto al Estado, como impuesto, para costear los gastos públicos; no sólo los gastos necesarios y legítimos, sino también de la formidable burocracia parasitaria, intereses de deudas públicas, sostén del ejército, la armada, los servicios de aviación, etc.
Todo eso, no la SUPERPOBLACIÓN, es lo que, en todas partes, hace difícil GANARSE LA VIDA.
La verdad es que los beneficiados con las «colonias», son tan pocos, y que los beneficios obtenidos son tan inferiores al costo y sacrificio de conquistar y retener colonias, que para la masa nacional (que es lo que importa) sería incomparablemente más cómodo y económico regalar a los presuntos beneficiarios, en forma de subsidios, las cantidades que la colonia pudiera procurarles.
El profesor Villalobos Domínguez hace agudas y eficaces insistencias sobre su tesis, para dejar demostrada «la futilidad del imperialismo».
Al concluir, proclama que «la única actividad verdaderamente útil que cabe y es posible emprender, en este particular, es ABATIR LAS ADUANAS, cuotas y primas de exportación, y demás obstáculos ruinosos al libre comercio de todos los países, en. todos los lugares del planeta, mantener abiertas TODAS LAS RUTAS` DEL MUNDO, y abrir todas las fronteras a la libre circulación de hombres y mercancías».
En una época envenenada y extrangulada por las prácticas proteccionistas más privilegiantes, esta lógica y justa afirmación del profesor argentino puede parecer una HEREJÍA. La verdad suena a herejía, en las sociedades empantanadas en el error!
Una serie de ilustres pensadores, que han pensado sin compromisos de conciencia, ni vista e interés de patria, o clases, preceden, en este camino, al profesor Vilialobos Domínguez.
Pero ¿cuándo la enseñanza universitaria va a enseñar ésto, y no la «conveniencia de la PROTECCION NACIONALISTA».
«EL SUPUESTAMENTE RUINOSO ARMAMENTISMO por C. Villalobos Domínguez. («Nosotros» de Buenos Aires Octubre, 1937).
Todo cuanto publica el profesor Villalobos Domínguez es digno de meditación. Casi siempre, se trata, en esas publicaciones, de temas «de fondo» y de puntos de vista originales, y, en mucho o en poco, heterodoxos. Por ejemplo: georgista convencido y admirador consciente de la obra de Henry George, halo criticado, con respetuosa y aguda manera, a la vez, en más de una ocasión. No es seguidor ciego e incondicional de nadie. Todo lo examina. De todo quiere darse cuenta por sí mismo.
En el ENSAYO de que ahora damos cuenta, Villalobos Domínguez (que es un gran simpatizante con la causa del pueblo) desarrolla y prueba la tesis de que, contra lo que comúnmente se cree y afirma; «el armamentismo NO ES RUINOSO PALA EL PUEBLO, si por tal se entiende el conjunto de la población. En cambio,-agrega-en el actual régimen económico-jurídico, de apropiación del suelo nacional por unos pocos tal armamentismo ES SENCILLAMENTE MÁS O MENOS COSTOSO PARA LOS DUEÑOS DEL SUELO. «Siempre resulta-dice,-en tal régimen de propiedad privada, que los dueños de la tierra son, detalles más o menos, quienes -cargan con el gasto de la defensa».
El autor ha llegado a esta novísima conclusión (que contradice el vulgar pensar y sentir), por la vía económica: aplicando la ley RICARDIANA de la renta.
En aplicación de esta concepción de David Ricardo, argumenta el autor, «todo impuesto llega a ser, a la postre, un descuento de la, renta del terratenientes». «Porque si él llegara a mermar la parte del trabajador, (que es, en general, lo indispensable para vivir), éste dejaría de trabajar, y si llegara a mermar la parte e interés del capitalista, éste desistiría de invertir su capital en empresas».
Esta regla general es con toda razón aplicable al caso de los impuestos vinculados al pago de gastos de armamentos.
No sería lo mismo DONDE EL SUELO PUDRA PROPIEDAD COMÚN. Allí sería el PUEBLO EN CONJUNTO quien pagara tales armamentos, pero en tal caso la renta del suelo patrio redundaría, en beneficio del pueblo mismo.
El profesor Villalobos Domínguez termina SU ESTUDIO con estas observaciones:
a)Los terratenientes españoles son quien están pagando y pagarán los gastos efectuados, durante la guerra actual, por el propio ejército y por el del bando contrario; y
b) La tesis expuesta implica, entre otras consecuencias, un vuelco considerable de los criterios conductores de la política internacional.
J. G. S
«LOS DELITOS SEXUALES EN LAS VIEJAS LEYES ESPAÑOLAS». Recopilación, prólogo, notas y glosaría, por E. Barriovero y Herrán. Mundo Latino, Compañía Ibero - americana de Publicaciones, Madrid
Al azar, en el recorrido curioseante de las Librerías, dimos con este libro, que nos ha permitido informarnos, sin mayor esfuerzo, de materias de derecho penal y de medicina legal (como hoy diríamos) distribuidas en una decena de viejos Códigos Españoles: Fuero Juzgo, 1930. Fuero Real de España, Ordenamiento de Alcalá, Leyes de Toro, Leyes de Partida, etc., etc. El aborto, el estupro, el adulterio, el matrimonio de frailes y otros religiosos, el matrimonio de las monjas, el barraganismo, la sodomía... todo se halla catalogado en tales leyes, para todo hay penas severas... que ahora llamaríamos crueles y desproporcionadas. La lectura de tales leyes-comenta el prologuista-convence de que se han dulcificado las penas, pero no se han modificado los conceptos, de que hoy, como en los tiempos del Rey Sabio, caminan por los jardines de Afrodita sin incidir en delito, o en pecado, es tan difícil como atravesar el Niágara sin balancín, y por una cuerda de guitarra. Recuerda el autor que el gran teólogo español Caramuel predicó que «la fornicación sólo es pecado porque está prohibida», lo que le valió la excomunión del Papa Inocencio XI. Se trata de un librito de 200 páginas, de amena lectura y sin duda de provecho para los estudiosos del Derecho Penal y disciplinas afines.
J. G. S