En la recepción de don Claudio Sánchez Albornoz por la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Chile, el 3 de Septiembre de 1951. A fines del siglo pasado y comienzos del actual se produce en España un gran movimiento renovador de los estudios históricos y no sólo de ellos sino de otros varíos campos científicos. Es un pequeño número de figuras de primera línea el que consigue poner a España en el mismo nivel de la ciencia europea contemporánea, y aún hacerla sobresalir en algunos rubros, reaccionando contra la completa atonía que reinaba, asilada aún en las cátedras universitarias. Es una generación a la que se ha llamado de la restauración y en ella están el biólogo Cajal, Julián Ribera el arabista, Menéndez y Peleyo, humanista el más completo y Eduardo de Hinojosa, historiador del derecho. Un grupo de hombres de esta laya no se había juntado en la Península desde los fines del siglo XVII en que la erudición española figuró entre las principales de Europa con Gaspar Ibáñez de Segovia, Nicolás Antonio y Juan Lucas Cortés. Don Eduardo de Hinojosa es el padre de la moderna escuela española de historia del derecho, romanista y germanista, incansable buceador de las fuentes medioevales, además de sus escritos legó un método y un concepto del trabajo de investigación que han permitido la rica labor lograda en España en este último medio siglo. Los discípulos dilectos de Hinojosa, formados bajo su tuición, cuyos primeros trabajos fueron impulsados por el maestro, son don Claudio Sánchez-Albornoz, que lo sucedió en su cátedra de Historia Antigua y Medieval en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid y los profesores don Galo Sánchez, de historia del derecho y don José Maria Ramos Loscertales de Historia de España. Ellos y muchos otros que se les suman consiguen una realización madura y admirable en la historia jurídica. Galo Sánchez es el experto en la historia de las fuentes del derecho, Ramos escudriña en las instituciones de Aragón y Sánchez Albornoz llega a ser el más eximio investigador y expositor de las instituciones medievales castellanas a las que ha llevado a un piano de luz y comprensión jamás obtenido antes de él. Esta es, señores, la filiación intelectual de nuestro huésped. Don Claudio Sánchez-Albornoz y Menduiña nace en Madrid en 1893, vástago de una antigua familia de Avila entre cuyos componentes se contaron destacadas figuras militares, políticas a intelectuales: uno de sus abuelos del siglo XVIII es el conde de Campomanes, fuerte jurisconsulto y activo director de la Academia de la Historia, a quien debemos más de una contribución a la historia jurídica. Hace en Madrid sus estudios de liceo y sigue la carrera universitaria de Letras y también la de derecho a la que no da fin. Trabaja en el Centro de Estudios Históricos, dirigido por Hinojosa; y allí realiza, en 1914, su memoria de doctorado, ya sobre instituciones medievales. Hinojosa alcanza en 1918, el año antes de su muerte, a verlo profesor de Historia de España en la Universidad de Valencia; de ésta, tras una breve permanencia .en Valladolid, pasa a ocupar la cátedra de la Universidad Central, en 1920, y la ejerce por diecisiete años. Es un paladino reconocimiento de las calidades de Sánchez-Albornoz el que en edad tan temprana, tenía veintiseis años, obtenga la primera cátedra de España en su materia. En 1931 es elegido decano de la Facultad de Filosofía y Letras y al año siguiente rector de la Universidad de Madrid. Por este tiempo, y por un lapso de sólo seis años, debe atenuar su labor investigadora pues entra a la política militante a la que lo empujan sus convicciones liberales y principalmente su ardiente deseo de lograr importantes reformas, que de tiempo maduraba, en la enseñanza universitaria y en la condición social de las clases pobres. Es diputado por Avila en las Cortes de 1931, 1933 y 1936. Ministro de Relaciones Exteriores en 1933, vicepresidente de las Cortes en 1936 y ese mismo año embajador en Portugal. Desaparecido de España el régimen republicano Sánchez-Albornoz se exila y retorna, sin perder un segundo, a sus tareas docentes. Es llamado a la Universidad de Burdeos, George Cirot, el gran hispanista que es el decano perpetuo de Letras de esa Universidad, quiere contar con su concurso y allí dicta cátedra desde 1937 hasta 1940; con un breve paréntesis de unos meses en que da un curso en Cuba, en la Universidad de la Habana. La ocupación de Francia por los alemanes en la última guerra lo hace volver los ojos a América y acepta una cátedra en la Universidad de Cuyo que desempeña de Diciembre de 1940 a Junio de 1942, desde el mes siguiente hasta ahora es profesor de la Universidad de Buenos Aires. Además del ejercicio de la cátedra Sánchez-Albornoz ha desempeñado importantes cargos en instituciones de investigación histórica, así en el Centro de Estudios Históricos de Madrid, cuyo primer director fuera Hinojosa, en la Real Academia de la Historia, de la que es electo miembro de número en 1926, en la dirección del Instituto de Estudios Medievales y en la de la Sección de Historia del Ateneo de Madrid. En Buenos Aires organiza el Instituto de Historia de la Cultura Española Medioeval y Moderna, más tarde Sección Española del Instituto de Investigaciones Históricas de la Facultad de Filosofía y Letras. En todos estos encargos actúa infatigablemente y con éxito en la formación de discípulos. Otras dos grandes empresas histórico jurídicas lo tienen también como fundador: el Anuario de Historia del Derecho Español, del que en 1924 aparece la primera entrega, órgano de la escuela española de investigadores de historia del derecho, Publicado en memoria de Hinojosa por sus discípulos con la colaboración de un extenso grupo de expertos españoles y extranjeros. Los doce primeros macizos volúmenes del Anuario son dirigidos por Sánchez-Albornoz y en 1943, al reiniciarse la publicación, interrumpida por la Guerra Civil, con algunos de los antiguos colaboradores del fundador y discípulos suyos quienes asumen la responsabilidad de la obra. El Anuario es indiscutiblemente la más importante producción hispana sobre la materia y una de las más prestigiosas de toda Europa. En Buenos Aires, con el mismo espíritu y con la misma técnica que los del Anuario, funda los Cuadernos de Historia de España; bien reputados desde que aparecen en 1944 y cuyas entregas han llegado a quince. La labor de investigación directa sobre las fuentes, característica de los métodos de trabajo de Sánchez-Albornoz, lo mueve a organizar expediciones, al modo que en el siglo XVI lo había hecho Ambrosio de Morales y en el XVIII el padre Burriel, por los archivos, no siempre fáciles de utilizar, de las catedrales de España, que en su milenaria tradición han conservado diplomas de los primeros tiempos de la Reconquista. La copia y la fotografía de infinitos documentos, cuyos ejemplares siempre ha conservado, constituyen una de las claves de esa maravilla que ha logrado Albornoz; trabajar y hacer trabajar en tierras de América sobre las fuentes, fuentes inéditas muy a menudo, de la historia institucional española de la Edad Media. Las Investigaciones del maestro, realizadas sin prisa y sin reposo, han abarcado el período visigodo y la época de la Reconquista, la fase cristiana y la fase islámica y también algunos temas fundamentales relativos a la época hispano-romana. Desde que en 1910 diera a luz sus primeros artículos, en el Diario de Avila, hasta el día, la lista de sus Publicaciones superas los dos centenares. En 1914 con su tesis doctoral sobre la potestad real y los señoríos en Asturias, León y Castilla durante los siglos VIII al XIII, comienza a formarse la conciencia de haber entrado con pie firme en una materia enorme, no trabajada científicamente sino en algunos ápices, y a la que ha de destinar su vida. El fruto de sus laboríosas búsquedas, de su agudeza crítica inimitable, de su probidad de historiador y de su capacidad de artista para la reconstrucción, ha sido revelarnos una Edad Media desconocida. Durante unos años, en compañía de don Antonio Blázquez, se dedica al trabajo arqueológico en el terreno para, descubrir la traza de las antiguas vías romanas del Norte español. Estas Investigaciones han de rematar más tarde, en 1929, en su obra tan consultada sobre Divisiones tribales y administrativas del solar del reino de Asturias en la época romana.. En 1920 da a conocer La curia regia Portuguesa en los siglos XII y XIII, trabajo de historia del derecho público, especialidad en que continúa con varios otros, entre ellos destacamos la obra maestra que es en torno a los orígenes del feudalismo, tres tomos editados en Mendoza en 1942, y sus libros titulados Ruina y extinción. del municipio romano en España a Instituciones que le reemplazan, aparecido en 1943 y El 'stipendium' hispano-godo y los orígenes del beneficio prefeudal, publicado en 1947. En 1922 presenta al concurso del Premio Nacional Covadonga una extensa obra de conjunto, en cinco tomos: Origen de la Reconquista y de las institucionesleonesas, que obtuvo el galardón, pero que el autor decide dejar inédita. Tiene este trabajo una importancia básica en las investigaciones del maestro: constituye aquel planteamiento general de una materia amplia que, para no perderse en la estrechez de la investigación monográfica, aconsejaba hacer Hinojosa. El ahondamiento de los temas de esta obra hasta dar a cada uno plenitud propia ha sido el sistema de trabajo de Albornoz. Señores, son tantas v tan importantes como las recordadas las otras publicaciones de nuestro huésped que me alargaría desmesuradamente aunque me limitara a su mención escueta; sólo quiero insistir en afirmar que cada página suya ha sido una revelación esperada siempre ansiosamente por los especialistas de todo el mundo. El reconocimiento pronto del mérito de su obra y los honores consiguientes los ha tenido en abundancia. Algunas de las más importantes corporaciones científicas de diversos países han premiado su labor. Entre otras distinciones, inviste el título de doctor honoris causa de las Universidades de Burdeos y de San Marcos de Lima, es correspondiente del Instituto de Francia, de la Academia de Ciencias de Lisboa, de la Medioeval Academy of America, de la Academia Nacional de la Historia de Argentina y de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía. Pero el maestro es modesto, como sabio de verdad; dice siempre que no es hombre de derecho porque no tiene un título universitario de abogado, no importa que sea el mayor especialista en historia jurídica medioeval. En la única oportunidad en que manifiesta orgullo auténtico es cuando recuerda a sus discípulos. Con el antiguo adagio español gusta de repetir 'si no vencí reyes moros, engendré quien los venciese' los más de los actuales investigadores españoles de historia del derecho y de los profesores universitaríos de la materia, en mucho o en poco, le deben su formación. Sus relaciones con nuestro país datan de bastante tiempo: en 1933 visitó Argentina y dió conferencias en sus principales centros docentes y académicos; debía pasar en seguida a Chile pero las circunstancias políticas de su patria le impidieron realizar esta última parte del programa. En esa oportunidad, en el número 3 del 'Boletín del Seminario de Derecho Público', el profesor Aníbal Bascuñán rinde homenaje al rector de Madrid y lamenta profundamente el no haber podido tenerlo entre nosotros. Comprenderéis, señores, con cuanto alborozo los que aquí non ocupamos de historia del derecho lo vemos por fin en esta case de estudios. Nuestra Facultad ha querido agradecerle su presencia y ha acordado, por unanimidad, otorgarle la más alta distinción universitaria: incluirlo en el estrecho y selecto cuadro de sus miembros honorarios. En nombre de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Chile tengo el honor de saludar y de poner en posesión de la cátedra a don Claudio Sánchez-Albornoz.