Señores:

El señor Decano de la Facultad me ha confiado la misión de recibir como Miembro Académico, a hombre de ella, a don Guillermo Subercaseaux, ex-profesor de Economía política de nuestra Universidad. Nada es para mi tan grato como cumplir con este honroso cometido, pues he seguido al señor Subercaseaux en su actividad literaria-economica desde hace ya un cuarto de siglo. De lo que le hemos oído se desprende que tiene la mas legitima idea de lo que, debe ser en los tiempos de cultura en que vivimos una Universidad : un centro de estudios que proyecte luz de verdad. Es menester, en efecto, mantenerla ajena a las luchas del partidismo político. Quiero caracterizarla, antes de analizar la obra del señor Subercaseaux; para ello estimo que poco avanzamos con referirnos a los varios tipos que existen de establecimientos de enseñanza superior o a la organización de sus cátedras, de sus seminarios, de sus laboratorios, de sus clínicas, o a la categoría de sus profesores y de sus estudiantes, o a la magnitud de sus bibliotecas y archivos. Solo daremos alguna luz si logramos indicar, en términos generales, el camino que sigue la nación como consecuencia del orden establecido por el desenvolvimiento de la cultura, desenvolvimiento que esta sujeto, sin duda, a la inteligencia de los hombres que la Universidad prepara en sus Facultades. La Universidad es la fuente mas pura de que emana la sabiduría de un pueblo, es la fragua en que se forjan los caracteres que pueden conducir a la humanidad a la paz, al orden y al progreso. Pero debemos distinguir dos tipos fundamentales de Universidades: el uno, que va tras el cultivo de la ciencia pura ; y el otro, que va tras el desarrollo de la ciencia aplicada. Países hay, así, en que la suprema aspiración universitaria es el fomento de la ciencia pura, de la ciencia por el amor a la ciencia, del saber por el amor al saber; a la realización de este postulado ideológico deben esos países su posición de avanzada en el desarrollo de la investigación de la verdad y del adelanto en sus manifestaciones mas encumbradas. Países hay, también, en que el fin universitario principal se concrete al cultivo de la ciencia con mires de especulación practica. Ello no quiere decir que no haya catedrático y aun Universidades completes que no se encuadren en este marco general. El cultivo de la ciencia, pura o aplicada, es en la historia de la humanidad la manifestación mas elevada de la cultura: ese cultivo es propio de los individuos que sustentan el anhelo incontrarrestable de un mayor perfeccionamiento espiritual o de un mayor progreso material. El estudio de las ciencias puras es un medio noble, afanoso, que solo esta al alcance de espíritus seleccionados, dispuestos a sacrificios de que, por propio instinto o por otros motivos, huye el común de los hombres, por lo menos en las manifestaciones mas altos de la investigación El conocimiento desinteresado es un fin sagrado, un fin que refine el alma, un fin que es menester defender para mantener encendida la llama de los superiores ideales de la sociedad. La nación entera asigna en el mundo culto un rango altísimo al profesor universitario, al erudito, al investigador de la verdad, o al sabio. Cada catedrático es un formador de conciencias sanas, un formador de hombres que han de servir, ya sea en las superiores funciones administrativas del Estado, ya sea en el ejercicio de las profesiones liberales, ya sea en el desarrollo de la industria y el comercio y en las demás actividades. Y todo ello sobre la base del conocimiento de la realidad de la vida. De aquí que el profesor universitario deba tener, como tiene en todo el mundo, libertad para expresar sus doctrinal o para formar espíritus libres. La Universidad debe ser autónoma. La autonomía del pensamiento es regularmente el producto de la autonomía universitaria, que requiere libertad para elegir sus profesores y para que estos den a conocer libremente sus pensamientos o sus doctrinas, todo ello en armonía con los bien entendidos intereses de la cultura y del desarrollo espiritual de la colectividad. La libertad de enseñanza ha sido, a través de los siglos, el desideratum universitario, pues solo de ese modo se consigue dignificar el conocimiento de la verdad. De ahí que los catedrático solo puedan ser elegidos en razón de su capacidad científica, filosófica o profesional en la rama correspondiente. Toda intervención de la política partidista en la enseñanza es perjudicial. El político. es el peor enemigo de esta Casa, y su participación en nuestras actividades debe: ser combatida con vigor, en forma decidida y enérgica, tanto por profesores como por estudiantes. La Casa Universitaria es el hogar sereno de la ciencia y no puede soportar en su seno la cizaña de la política partidista. Si hubiésemos, ahora, de ubicar a la Universidad de Chile desde el punto de vista del cultivo de la ciencia, hemos de decir que ella esta dentro de las que han seguido, en términos generales, la rata de la Universidad; francesa, de la Universidad profesional de Napoleón, de la Universidad que fomenta de modo predominante la ciencia aplicada. Napoleón organizo la Universidad Imperial, que debía ser una institución que se encargaría de toda la enseñanza publica del país, con jerarquía de empleados, con rectores e inspectores nombrados por el Estado con la misión de supervigilar la educación de modo que se asegurase que los maestros cumplían con las exigencias de la religión y de la sumisión al emperador. Los estatutos porque se regia el. cuerpo de profesores prescribían que el fin perseguido era formar ciudadanos que, ademas de observar la religión, respetasen a sus reyes, a su patria y a su familia. La Universidad no era precisamente el santuario de la ciencia pura. Importante es, empero, saber que desde hace un medio siglo a esta parte se ha operado en la enseñanza universitaria francesa un gran cambio, aunque sin abandonar del todo la tradición profesional. Ahora, la instrucción superior es libre. Cualquier millonario podría, en realidad, fundar una Universidad y aun otorgar títulos, salvo los de Bachiller, Licenciado y Doctor, títulos que el Estado reserve a sus propias Universidades. Hoy existen Universidades católicas libres, por ejemplo, en París, en Lille, en Angers, en Lyon y en Tolosa. Facultades de Teología protestante hay en :París y en Montpellier. Las Universidades fiscales gozan de libertad en la elección de sus catedrático Las Facultades fijan por si mismas las materias de enseñanza. Hay libertad en las doctrinas de los profesores. Se han suprimido los inspectores. En realidad de verdad, en ningún país existe hoy día una libertad académica tan complete como en Francia. La enseñanza de la Teología ha perdido el carácter de obligatoriedad que tenia antes, aun en la Sorbonne, que fue en un principio un Seminario Teológico. Se reconoce que el ideal universitario Francés de hoy es apto para desarrollar la mas alta cultura espiritual, con los métodos científicos mas modernos. La vida universitaria es perfecta: la gran mayoría de los profesores vive o pasa en los laboratorios, en las clínicas, en las bibliotecas o en su gabinete de estudio; los estudiantes mantienen relaciones estrechas con los profesores y no se inmiscuyen en la Política; tienen grande amor por la ciencia. La Universidad francesa refleja perfectamente el carácter del espiritu nacional: elevado anhelo de saber, de adquirir ideas claras, de pensar y de criticar; tienen mas inclinación a gozar de libertad que de solidaridad. La Universidad de Chile tiene de común con la Universidad francesa su tendencia profesional clásica, sin que ello signifique que no se trata de cuidar también el desarrollo de la ciencia pura; goza de medios ofrecidos por el Estado y de medios propios, tiene libertad en la elección de sus profesores y en la determinación de sus programas de estudios, etc. Solo carece de recursos suficientes para fomentar en mayor escala la investigación científica Los catedrático, si exceptuamos a los de la Facultad de Filosofía, los cuales se dedican por entero a las labores universitarias, son en gran parte altos funcionarios de la administración publica o distinguidos profesionales. Pero los ha habido y los hay que, sin ser propiamente funcionarios públicos o sin ejercer de modo habitual su profesión, se han dedicado con amor a la cátedra y han realizado una labor científica digna del mayor encomio. Uno de estos es don GUILLERMO SUBERCASEAUX. El señor Subercaseaux fue profesor de Economía política de la Universidad de Chile durante muchos años, con auditorio muy numeroso. A pesar de actuar en un medio predominantemente profesional, supo imprimir un rumbo absolutamente científico a su enseñanza. Somos muchos los que nos hemos inspirado en sus lecciones, los que hemos admirado su integridad de criterio, los que hemos observado la solidez de sus principios, y lo podemos corroborar. Ahí están, por lo demás, sus obras, que constituyen un ejemplo de enseñanzas meramente científicas. A través de ellas se puede distinguir, por un lado, al hombre de ciencia, por otro al batallador entusiasta por el progreso de la instrucción económica y por el otro al renovador de la enseñanza de. Las ciencias económicas en Chile. Como hombre de ciencia, aparece en sus obras intituladas: 'Cuestiones Fundamentales de la Economía Política Teórica', 'El Panel Moneda', y 'El Sistema Monetario y la Organización Bancaria de Chile'. El señor Subercaseaux lucha desde un principio, con sus 'Cuestiones fundamentales', aparecidas en 1907, por imponer en la conciencia de los estudiosos el aspecto científico en la Economía, llevado del deseo de que el individuo se percate de la trascendencia que tiene el llegar a ser conocedor desinteresado de la verdad. Su obra de mas resonancia es la tan conocida, en el país como en el extranjero, intitulada 'El Papel Moneda' (1912), editada en París por la Biblioteca Internacional de Economía Política En ella estudia imparcialmente los fenómenos característicos del sistema del papel moneda, buscando relación de causal y efecto, pero sin patrocinar una Política determinada sobre el particular. El señor Subercaseaux ofrece ahí conocimientos útiles al investigador en la cuestión monetaria, que en todos los países ha constituido un problema de solución complicada. Grande afán tuvo que poner en la búsqueda del material que le diese buenas luces sobre este asunto, y así declara que 'la patología del papel moneda encuentra en la historia americana del norte y del sur un museo bastante interesante que he tratado de aprovechar'. Es un tratado tan bien realizado, que los profesores extranjeros, como tuve personalmente la ocasión de oirlo en Europa, lo mencionan a menudo, lo que es mucho, pues el catedrático europeo es muy parco en favorecer con sus juicios a pensadores de fuera. El año 1913 es, en mi concepto, de especial recordación en la labor literaria económica del señor Subercaseaux. Publico entonces su libro sobre 'El sistema monetario y la organización bancaria de Chile'. Hasta entonces no existían en Chile trabajos serios que estudiasen científicamente esta materia. Ahí se analizan las antiguas leyes monetarias, sobre todo las de la época colonial y de los primer os años de la independencia, lo que constituye un esfuerzo digno de todo encomio, por lo afanoso que es para el investigador encontrar el material estadístico correspondiente en los archivos y en las bibliotecas. El autor se dio a esta tares con criterio analítico y con desapasionamiento completo. En esta obra encontramos el examen de los orígenes de la moneda en América y de la época colonial en Chile; encontramos el examen de las leyes, pesos y la relación de valor de las monedas acunadas en este país; encontramos el análisis de la potencia adquisitiva de la moneda, etc., etc. Igualmente, encontramos la historia bancaria nacional, un estudio acabado de las crisis económicas del país y un examen de la situación monetaria y bancaria después de la Guerra del Pacifico. Por fin, se estudian en este libro la guerra civil de 1891, desde el punto de vista económico, las emisiones de papel moneda y las conversiones metálicas. En pocas palabras, esta obra constituye el mejor aporte nacional al esclarecimiento de los procesos económicos y financieros de Chile. Es el libro a que necesariamente tiene que acudir quien desee tener datos fidedignos y completos sobre el sistema monetario y la organización bancaria de Chile. Es la obra en que se pueden formar los profesores de Economía Política, y los economistas chilenos en general, porque ofrece un material indispensable a la preparacion económica Como batallador por el progreso de la instrucción económica en Chile, aparece en la lucha que desplegó para que se introdujese en la enseñanza secundaria el ramo de Economía política en el 6.? año de Humanidades. El señor Subercaseaux estima que toda persona medianamente culta debe poseer, por lo menos, las nociones fundamentales de esta ciencia, lo que le será de grande utilidad en su vida fue así como en 1915 elaboro un proyecto de programa de un curso de Economía Política que pudiera introducirse en el ultimo año de humanidades de nuestros liceos. Sometida la idea a la consideración del Consejo de Instrucción Publica, este acordó aprobarla y pedir al señor Subercaseaux redactara un texto que pudiera adoptarse en los liceos para el efecto de impartir esta enseñanza. El acogió la insinuación y al año siguiente publico su 'Manual de Economía Política', destinado a 'exponer los fenómenos y las verdades conocidas como tales, a la luz de la historia, de la estadística y del cuadro de la observación de los hechos del presente'. Se trata, como se ve, de un trabajo que contiene las nociones de esta ciencia, escrito con sencillez y con verdad, libro con que el profesor de enseñanza secundaria puede realizar una labor educativa básica en la materia. Después de publicado este trabajo, han aparecido otros con igual Finalidad; peso el libro del señor Subercaseaux, en poder de un profesor inteligente, es insubstituible, porque solo ofrece un material desnudo de: apasionamientos o de juicios antojadizos, para concretarse solo a la realidad de la vida económica Esta obrita fue cedida graciosamente por su autor a la Universidad de Chile para su reimpresión, habiendo aparecido ya muchas ediciones. Tiene, ademas, una 'Historia de las doctrinas económicas en América y en especial en Chile', publicada en 1924, y destinada a dar a conocer la política económica a través de los tiempos, prefiriendose particularmente al espiritu liberal de ella a la época de la República y deteniendose también en la evolución hacia el nacionalismo proteccionista en América Fuera de estos libros, ha escrito innumerables artículos en revistas económicas del extranjero y del país, demostrando estar siempre al día en los problemas que preocupan al mundo en esta especialidad. También ha dictado numerosas conferencias, sobre temas económicos de actualidad. Como renovador de la enseñanza respectiva, el señor Subercaseaux se aparta de la ruta clásica de este país en materia de política económica A mediados del siglo pasado, como se sabe, vino a Chile a enseñar Economía Política en la Universidad el sabio profesor y tratadista francés Courcelle-Seneuil, que fue muy erudito y muy elocuente y que tuvo como discípulos a lo mas granado de nuestra sociedad intelectual. Sus doctrinas se encuadraban por completo en el marco del liberalismo, de manera que la generación de toda la segunda mitad de ese siglo dejo sentir su influencia en tal sentido. Chile fue marcadamente libre-cambista desde mediados del siglo XIX hasta sus postrimerías. Grandes intelectuales, como Barros Arana en la enseñanza superior, Mac-Iver en el Parlamento, y Miguel Cruchaga y Zorababel Rodríguez en el ramo de Economía, y muchos otros, influenciaron fuertemente a la sociedad en el sentido indicado A principios del actual siglo aparece el señor Subercaseaux luchando por el triunfo de la doctrina nueva del nacionalismo económico, que se desprende de la lectura y del estudio de sus obras. Conocida es la doble tendencia que nuestra ciencia explica liberalismo y proteccionismo, que son manifestaciones de política económica que van transformandose mas y mas en internacionalismo y nacionalismo. El señor Subercaseaux es un convencido del pensamiento de que, en materia de comercio internacional, la libertad conviene a los fuertes, y la protección a los débiles, ya que en lucha libre el fuerte vence al debil. Chile, en tal materia, ha estado, como país joven, en esta ultima categoría De ahí que el señor Subercaseaux pueda ser calificado, con toda propiedad, como nacionalista. Sus doctrinas y enseñanzas se concilian totalmente con la aspiración de que Chile ha de ser para los chilenos. El señor Subercaseaux no envejece en el cultivo del espiritu. Es miembro de numerosas academias a instituciones de carácter económico científico, como, por ejemplo, la American Economic Association, de Illinois; la American Academy of Political and Social Science, de Filadelfia; la Societe Belge d'Etudes et d'Expansion Economique, de Bruselas; la Internationale Vereinigung fuer Vergleichende Rechtswissenschaft and Volkswirtschaftslehre, de Berlín; la Societe d'Economie Politique, de París, etc. Ha ocupado cargos de gran responsabilidad, como los de Ministro de Hacienda, en diversas ocasiones; Presidente del Banco Central de Chile, y Senador y Diputado al Congreso Nacional. Ocupando en una oportunidad el primer cargo, se empeño por la creación del Banco Central en un proyecto de ley que alcanzo a ser despachado en una de las ramas del Parlamento, proyecto que fue recomendado en 1924 por la Comisión de Hacienda del Senado. Ese proyecto es análogo al que después impuso la Misión Kemmerer. El señor Subercaseaux ha protegido siempre a los jóvenes que se dedican a los estudios económicos Muchos deben a su empeño el haber sido favorecidos en sus propósitos. Como bien lo dijo, hace poco, el colega Raimundo del Río, en ocasión similar a esta y en este mismo lugar, 'en el aula la vida tiene un sentido no siempre comprensible para quienes creen que esta termina en el mezquino campo del éxito pecuniario o en el embrujo del poder'. 'Ser profesor, agrego, es haber intuido ese magnifico secreto de que hay mayor placer en dar que en recibir '. Pero, sobre la base que ha formado en el. País el señor Subercaseaux con su intensa a inteligente acción en los dominios de la Economía y de la enseñanza económica, debemos esforzarnos por crear en nuestra Universidad la Facultad propiamente tal de Ciencias Económicas El señor Subercaseaux es uno de los fundadores de la Enseñanza Comercial en nuestro sistema educacional y no ha sido, por cierto, ajeno a la idea de instituir alguna vez la Facultad de Ciencias Económicas Hay ya un principio de ella en la Facultad de Comercio y Economía Industrial que funciona desde pace un lustro a esta parte y a que últimamente se ha dado el nombre de Facultad de Economía y Comercio; pero aun estamos distantes de la de Ciencias Económicas En nuestra Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales hay magnificas cátedras de Economía Política, Política Económica, Hacienda publica y Derecho del Trabajo, contribuyendo también el Seminario correspondiente al cultivo de estas ciencias. Hemos dado, así, pasos importantes hacia el ideal de organizar una grande y bienhechora Facultad de Ciencias Económicas Esta nueva Facultad podría crearse guardando relación con la de Ciencias Jurídicas y Sociales, en que funcionan las importantes cátedras a que acabo de referirme, pero dando trascendencia fundamental a la investigación de la verdad económica, a la organización de institutos de investigación económica en que se agote el esfuerzo por constatar la realidad de los fenómenos de esta naturaleza en el país y se indiquen sobre base científica los rumbos que en defensa de los legítimos intereses nacionales deben darse en la acción gubernativa y social. La importancia que hoy por hoy tienen los valores económicos en la vida de la sociedad es fundamental. Todos los países del orbe se afanan por encontrar las mejores soluciones a estos problemas. Sin riqueza material no es dado progresar en la forma que exigen las aspiraciones de bienestar moderno. Sin una organización adecuada de los estudios económicos no es dado llegar al ideal o al máximum en la adquisición de riqueza material. De ahí que los estudios económicos tiendan a ocupar un lugar de avanzada en las deliberaciones de los hombres de gobierno, en las meditaciones académicas y en general en las discusiones de los que piensan y se afanan por el progreso. Señores: la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales recibe al señor Subercaseaux con jubilo muy grande y muy sincero. Sus colegas recuerdan sus excepcionales dotes de caballerosidad y de capacidad. El señor Subercaseaux dejo en nuestras aulas aquello que el publico profano pocas veces advierte: el desgaste de un grande amor por la enseñanza económica universitaria y el sacrificio de muchos desvelos por la formación de una juventud que debía ser honesta, capaz, franca, inteligente y laboriosa.